¿Por qué abordar una investigación científica
y producir un documental
sobre Tecnología Popular en Venezuela?
Actualmente, desarrollo mi memoria de grado para graduarme como comunicadora social, mención Periodismo Científico, en la honorable Universidad de Los Andes, dicha investigación prevé entender de qué va la Tecnología Popular desde perspectivas teóricas, sociales, culturales e incluso políticas. Empero, muchos me preguntan por qué asumir con tanta complejidad y rigurosidad el tema. Mis respuestas colindan con la pasión por el periodismo especializado y de investigación, y a la vez con el tímido sueño de aportar algunas inquietudes teóricas que nos permitan pensar en caminos más reales hacia el desarrollo de esta nación privilegiada por Dios con la descollante creatividad de su gente.
He aquí un abreboca del por qué
La ciencia, emplazada del lado comprobable y teórico, y la tecnología, como su aplicación dinamizada en campo fáctico, confieren al unísono el título de sus porqués a la curiosidad de los seres vivos y a las necesidades del entorno social.
Los haceres inventivos y la creatividad práctica emergen como una arista siempre presente en toda vida humana; incluso, la motivación de solventar problemas a través de la tecnología influye en la evolución generacional. Los planes de desarrollo de las naciones reservan copiosas páginas, aunque luego se conviertan en letra muerta, al estímulo de la ciencia. De hecho, “la producción de conocimientos diferencia hoy a los países, a sus modos de producción de bienes y servicios y a la calidad de vida de su gente.” (Ferraro, 2005, 26).
Los orígenes y destinos del saber se congregan así, en los más variados espacios sociales, determinados por las necesidades y posibilidades de producción de cada entorno, bien sea académico o no. En tanto, el ser humano ha aprendido a solventar sus requerimientos y a desarrollar sus ideaciones mediante la relación de conocimientos dentro de los patrones de su propio imaginario.
Se trata del «poder» inventivo, descubridor e innovador, no expresamente llegado del laboratorio, abriéndose camino con su carácter espontáneo, directo y simple, y que ha podido echar mano de materias primas o recursos impensados por la rigurosidad científica, los mismos que han servido para saciar las urgencias más inmediatas a lo humano. Se conforma así una dinámica de creación cognoscitiva diferente a la que se ha legitimado socialmente: la Tecnología Popular, o la Inventiva Tecnológica Popular, como quiera llamársele.
La sensación de eclosión -aun en pequeña escala- de una cuasi-independencia tecnológica dentro de las más recónditas comunidades, la originalidad de productos o mecanismos inéditos, el chasquido del problema solucionado, la curiosidad inmanente convertida en efectiva certeza, son emergentes fenómenos que impactan soterradamente a los entornos sociales que se ven transformados con estas producciones tecnológicas populares.
Por otro lado, la élite científica pretende olvidar que el sencillo accionar de las manos y la mente al ritmo del ingenio, hace despuntar las capacidades de todo potencial agente creador de conocimiento.
Mientras tanto, la humanidad entera no deja de asumir que los distintos tiempos y espacios son capaces de transformarse al compás de la aparición de dispositivos o mecanismos que llegan para determinar nuevas dinámicas y hasta formas de comunicación sociales. Así, se ejemplifica el inequívoco y recíproco enlace entre el cambio tecnológico y la mano misma del individuo social.
La ciencia y la tecnología influyen en las estrategias industriales y las transforman, modifican las economías nacionales, prolongan la duración de la vida media de las personas, actúan sobre la demografía de los países, contribuyen a superar las diferencias fronterizas mediante las comunicaciones por satélite y los viajes y el turismo. En una palabra, toda nuestra vida cotidiana ha sido transformada por la actividad científica y tecnológica, y casi siempre en beneficio del individuo y la sociedad. (Calvo, 1996, 12).
Latinoamérica, aun en estado de incipiente desarrollo en su mayoría, se mantiene «aparentemente» conciente y alerta ante la importancia de la ciencia y la tecnología como pilar de crecimiento y progreso. Todavía más, cuando se ve interceptada por intenciones político-ideológicas que pretenden exaltar y vanagloriar el impacto del quehacer humano y sus implicaciones con las inéditas formas de influencia en los mecanismos de interacción y construcción de la vida colectiva.
Aunque, a la hora de la verdad, “comprender la importancia que tiene para la sociedad el conocimiento y apoyar la tarea de quienes lo producen no es, habitualmente en estos países, una prioridad en la agenda social” (Ferraro, 2005, 27), sólo ha sabido constituirse como táctica política.
Venezuela hoy, puede ser un vivo ejemplo de esta corriente popularista, por ende no resulta extraño a cualquier constructo el calificativo popular, en vista de la incorporación del término como representación de la vinculación del pueblo en el asunto -o palabra- al que procede. Hasta se trata de herramientas del lenguaje que van penetrando los imaginarios comunes.
Muy a pesar de que, dicha adjetivación popular, desde su estricta concepción semántica está verdadera y realmente imbricada con lo originario, lo auténtico, lo propio, lo común de la gente; supuestamente antitético a la sistematicidad, rigurosidad y racionalidad de la ciencia, adjetivos que legitiman el acto de restar validez y fiabilidad a los saberes que emergen de lugares distintos al laboratorio o la academia.
Así, en la medida en que se precisa abrir espacios mediáticos a los contenidos científicos y tecnológicos, también se requiere la apertura de los imaginarios sociales a ese conocimiento también científico y tecnológico, pero de distinta naciente: el popular.
En tanto, la Tecnología Popular cobra significado como arista de conocimientos capaces de entronizarse en la satisfacción de necesidades comunes, más cercanas que las planteadas por la Ciencia dura; producciones genuinas del ser social para y por su semejante, más propicias a la funcionalidad comunitaria y no expresamente concebidas de forma lógica, sino más bien intuitiva y experimental; en fin, una representación cognoscitiva más inmediata en la agenda rutinaria antes aludida.
“La ciencia objeto de información de los medios y de los periodistas científicos y tecnológicos debe de ser aquella que convive con nosotros diariamente, la que nos rodea e influye en todos los actos de nuestra vida, y también aquella que traza el camino por el que evolucionamos colectivamente y de cuya presencia no nos damos cuenta”. (Tena, 2003, 192).
Bajo esta perspectiva, se plantea la posibilidad de facilitar los procesos de comprensión y apropiación pública de la ciencia y la tecnología por medio del enganche -periodísticamente hablando- que propicia el tema de la inventiva popular. Empero, ¿cómo se divulga lo que no se conoce?
Así, nuestra investigación se alía con “…los nuevos desafíos de la comunicación científica pública, que se desprenden del estado actual de nuestras sociedades, de sus perspectivas y tendencias previsibles o inimaginables y del progreso científico y tecnológico.” (Calvo, 2006, 68).
Se busca desatar los legajos que esconden la genialidad creativa en las singularidades de un pueblo, con el fin de producir una obra indagatoria que demuestre el trascendente potencial de la Tecnología Popular en Venezuela, así “al hacer un documental estamos creando una herramienta de investigación…” (Domínguez, 2005).
Todo, porque desde hace algunos años viene cobrando tímida fuerza, pero cada vez con mayor ímpetu, un término que sacude los escenarios académicos y se deslinda de la sistematicidad científica, no por contenido sino por forma, y que suma cada vez más terreno como promesa de desarrollo y crecimiento integral de la nación.
Pero, si bien la idea suena y resuena, sobre todo en el aparato estatal venezolano, su eco no cuenta con un respaldo teórico, menos actualizado, capaz de definir, diferenciar, referir ni posicionar el tema en cuestión dentro del imaginario criollo, tornándose por momentos hasta dudosa la seriedad y validez de sus aportes a la ciencia y la tecnología en Venezuela, gracias a la ausencia de un corpus definitorio y delimitado acerca de este tipo de creaciones populares.
Se trata de entender la necesidad de amalgamar el conocimiento científico riguroso con la sabiduría popular, pero antes de entrar en el campo fáctico es preciso definir, por medio de la investigación, los linderos por los cuales se ceñirá la singular combinación cognoscitiva.
Sucede que la búsqueda de certezas, delimitaciones y concreciones, así como la dispersión de dudas y concepciones erradas frente al tema en cuestión, resultan tareas imposibles de lograr en los actuales escenarios teóricos de la ciencia y la investigación en Venezuela. Aun cuando, existen indicadores ideológicos y fácticos que se saben penetrados por la idea del fenómeno de lo popular y lo autóctono, más allá de lo tradicional, en la palestra de la tecno-inventiva nacional.
En paralelo, pruebas fidedignas de la trascendencia de la Tecnología Popular, se evidencian al caracterizar la infinidad de producciones creativas hechas por talento criollo. Pero ha hecho falta conocerlas más, mostrarlas mejor, manejarlas con respeto y arriesgarse a someterlas a posibles adaptaciones sugeridas desde la ciencia académica.
“Su gesto creativo, su poiesis, diciéndolo con la memoria griega, instala al mismo tiempo saberes sobre algo y erige y funda valores, al mismo tiempo. Ni qué decir que la fuente energética capaz de originar nuevo conocimiento y nuevo valor no es la demostración y la confirmación, sino la pregunta inquietante sobre la vida, el hombre y su destino”. (Zátonyi, 2007, 16).
Al acercarse a cada invento tecnológico popular, es posible aventurarse a enunciar el reconocimiento de las necesidades como motivación, la experimentación de ideas como proceso, el autodidactismo como método y el ingenio como origen. Las muestras tangibles arrojan las más primigenias pistas conceptuales que giran en torno al tema de la Tecnología Popular en Venezuela, concebida en los puntos de convergencia entre el saber popular y la inventiva tecnológica.
Las nociones intrínsecas de creatividad, entorno y pueblo expresan la vinculación directa con las aplicaciones prácticas de los productos de la inventiva tecnológica popular. Al tiempo, constituyen indicios teóricos que avizoran el despertar de conocimientos más auténticos, más reales, más sencillos y lejanos a los laboratorios de ciencia, pero sin dejar de ser producción de pensamiento humano, particularmente generada a partir de la observación de su espacio inmediato y sin sustentaciones científicas de carácter formal, sino emanadas de sus propias lógicas mentales.
Aún con un repertorio teórico escaso en lo que se refiere al tema de la Tecnología Popular, pero con la posibilidad de desmembrar el término para hurgar el enunciado, se establecen relaciones pertinentes dentro del marco de desarrollo nacional. Siendo sólo así propicia la interacción de la sociedad con este tipo de producción tecnológica. Justamente, después de la comprensión del fenómeno de la Tecnología Popular, las efectivas sugerencias sustentadas en su menesteroso, preciso y completo reconocimiento, llega el momento de la incorporación comunicativa, la tan ansiada «visibilización» conducente a su comprensión, que se granjea a través de la Comunicación Científica Pública, cuyo vehículo útil resulta ser la mediación periodística en la divulgación científica.
Porque, “…tal como lo ha planteado la Unesco (1982), la evolución de la ciencia y la tecnología depende básicamente del nivel alcanzado por la información colectiva respecto a la necesidad de ampliar los conocimientos y de emplearlos para acometer empresas de interés general para las naciones, tales como el fomento de la producción o una mejora de las condiciones de vida.” (Ferrer, 2003, 147).
Desde este punto de vista, entender qué es lo que se refiere a lo popular a la hora de producir tecnología, verificar cómo se ha entendido o quizás desentendido a través del tiempo el fenómeno de la inventiva criolla y rescatar la trascendencia de este tipo de conocimiento aplicado, constituyen argumentos que potencialmente apuntan hacia la evolución de las formas de entender la ciencia en Venezuela.
En este orden de ideas, “divulgar la ciencia es tratar de explicarla” (Calvo, 2006, 66), así que indagar en el dominio del discurso explicativo ergo comprensivo, implicará manejar con mayor efectividad la divulgación científica y tecnológica. Puntualiza Fayard: “El objetivo estratégico consiste en cultivar la amplitud de miras, la capacidad de comprensión y de adaptación que permita utilizar, en contextos diferentes, los productos de la ciencia y la tecnología” (Idem, 67).
En concordancia con lo expuesto por Quiñónez (2008), en su presentación titulada La producción del saber: responsabilidad del periodista, hoy día, “los medios de comunicación comparten con la ciencia y la educación la hermosa, sugestiva y arriesgada función de producir y sistematizar la información y el conocimiento para el público”. (Calvo, 2006, 68).
Y si se precisa popularizar la ciencia -tal como planifica el Estado y parecieran necesitarlo ciertos espacios científicos-, lo que implica una redimensión de la cultura científica y/o tecnológica del venezolano, cabría decir que “la investigación sobre la vida cotidiana constituye un paso previo a toda acción cultural” (Prieto, 1983, 185). Y la Tecnología Popular rescata esa motivación de todos los días, esa simplicidad del trabajo que ha dejado pendiente la élite científica, por lo que merece reconocerse, valorarse y comunicarse.
Aspecto último que direcciona los propósitos de este estudio explicativo a través de la producción de un documental de divulgación científica, capaz de condensar los resultados potencialmente comunicables sobre el tema abordado.
Se trata de reivindicar teórica y fácticamente el significado, sentido y trascendencia de la Tecnología Popular, mediante un documento audiovisual que desde la metodología del periodismo especializado en ciencia y el de investigación, pueda dar cuenta del lugar del fenómeno en estudio dentro del desarrollo científico del país.
De tal modo, que los objetivos de esta investigación se concatenan radicalmente con las funciones del periodista científico: informar, interpretar y formar. Pues, la intención de enterar a la sociedad y hacer comprensible el por qué de la Tecnología Popular e incitar a su conocimiento y su uso; la voluntad de desentrañar las construcciones tecnológicas surgidas del genio y la inventiva criolla, así como su trascendencia práctica en el día a día; e incentivar la búsqueda y reivindicación de un reconocimiento concreto dentro del desarrollo científico-tecnológico nacional venezolano; conforman parte de los meta-objetivos estructurales de este trabajo.
Descrito este panorama, las siguientes interrogantes constituyen el timón que conduce el desarrollo de nuestra investigación:
· ¿Qué califica como “popular” este tipo de inventiva tecnológica?
· ¿Ha evolucionado el concepto de la Tecnología Popular en los últimos 20 años?
· ¿Existen muestras actuales de Tecnología Popular en Venezuela?
· Hoy, ¿cómo cobran trascendencia las producciones tecnológicas populares venezolanas?
Una vez resueltas las anteriores inquietudes teóricas, a partir de las herramientas de investigación conjugadas con el ejercicio del periodismo científico será posible considerar si:
· ¿Es factible producir un documental de divulgación científica sobre la Tecnología Popular en Venezuela?
Referencias bibliográficas (por orden de aparición):
Ferraro, Ricardo. (2005). Para qué sirve la tecnología. Un desafio para crecer. Argentina: Capital Intelectual.
Calvo, Manuel. (1996). La divulgación de la ciencia como objeto de investigación. Arbor: Ciencia, pensamiento y cultura. Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España. Madrid. Vol. CLIII. No 601. Pág. 105-117. (http://www.manuelcalvohernando.es/documentos/bibliografiamch.pdf).
Tena, Juan. (2003). La ciencia desapercibida. CTS (Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad). NO 1. Vol. 1. Pág. 189-196. (http://www.revistascts.net/index.php?option=com_content&view=article&id=24:la-ciencia-desapercibida&catid=10:dossier&Itemid=59).
Calvo, Manuel. (2006). Arte y ciencia de divulgar el conocimiento. Ecuador: Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal).
Domínguez, Gabriela. (2005). Video documental: del Huipil a la Chilaba. Musulmanes en Chiapas. Tesis profesional presentada como requisito parcial para obtener el título en Comunicación Social. México: Universidad de Las Américas.
Zátonyi, Marta. (2007). Arte y creación. Los caminos de la estética. Argentina: Capital Intelectual.
Ferrer, Argelia. (2003). Periodismo científico y desarrollo. Una mirada desde América Latina. Mérida: Ediciones del Rectorado, Universidad de Los Andes.
Prieto, Daniel. (1983). Cultura y vida cotidiana. Quito: Centro Internacional de Estudios Superiores de la Comunicación para América Latina (Ciespal).